"Cuando volvamos a nuestra casa de Río Chico y Teresa pueda viajar iremos a Catamarca para agradecerle a la Virgen del Valle. Yo sé que ella nos protege, que nos ayudó a salir de esta difícil situación, y que lo seguirá haciendo... Cómo no voy a confiar en Dios, si la operaron un martes 13 -sonríe- y todo salió bien ", expresó Carlos Alberto Iramain, con la certeza que da la fe inquebrantable.
Con el rostro desencajado por tantas noches en vela (él es quien cuida a su mujer) y con la esperanza puesta en la Virgen y en Dios, Iramain comentó que no ve las horas de regresar a su hogar. "Aquí nos tratan muy bien -añadió- pero a mi edad (62 años) uno extraña la casa, a mis hijos Stella Maris y Darío. Ella tiene 36 años y el muchacho 32... Mi mujer va a necesitar que nosotros la cuidemos por un tiempo. Saldrá caminando con muletas porque no podrá pisar con la pierna de donde le sacaron el injerto que usaron para armarle la boca..."
Carlos Alberto se queda pensando un rato, con los brazos cruzados y meneando la cabeza... Luego retoma la charla. "¡Qué hubiera sido de nosotros sin el Subsidio de Salud! Esta cirugía es muy cara... Yo tengo una pensión no contributiva de $1.300 y el sueldo de Teresa es de unos $ 6.000. Tuvimos que andar dos meses haciendo trámites y esperando que llegara el material quirúrgico para el injerto -rememoró-. ¿Qué importa ahora eso si Teresa ya está bien?"